DAKAR 2011

El equipo de Bollero sigue adelante con la caravana
Sus integrantes efectúan labores de asistencia a los cascos de varios pilotos


La primera etapa del Rally Dakar, pero no de competencia, se vivió en el predio de la Rural de Buenos Aires con las verificaciones técnicas. Al día siguiente, la recorrida para hacer el podio de largada en el Obelisco fue algo así como jugar un Mundial de fútbol: el aliento era para todos, pero los argentinos fuimos los más aclamados.
En las primeras etapas me sorprendió ver las rutas acordonadas de público camino al vivac. La llegada a Tucumán fue impresionante, una multitud esperaba a la caravana. El camión de asistencia en el que veníamos recorrió la entrada a paso de hombre; la gente se avalanzaba para pedir algún souvenir o autógrafos, o sólo para sacarse una foto. Dentro del hipódromo emocionó ver las tribunas llenas de gente que se quedó hasta la madrugada.
Hasta ese momento el equipo Los Peraltes Racing Team venía bien. Pero al día siguiente todo cambió: nuestro principal piloto, Rodolfo Bollero, abandonó por una caída en la etapa entre Tucumán-Jujuy. Por suerte no sufrió grandes complicaciones físicas. Tampoco tuvo suerte el otro corredor que recibía nuestra asistencia, el cordobés Julio Estanguet, que competía en Cuatriciclos y que sufrió problemas mecánicos.
A partir de allí, parte del equipo se quedó en Tucumán y el resto siguió viaje. Debíamos cumplir con los auspiciantes, y también con la asistencia de la marca de cascos española LS2 para pilotos de motos y cuatriciclos de nueve países.
Llegamos a Jujuy muy tristes, luego de un día negro. Pero nos repusimos con el trabajo. Pasamos la frontera por el Paso de Jama, todavía pensando en lo sucedido: fue el tema de conversación durante las once horas de viaje hasta Calama. Ya en Chile tuvimos algo de movimiento al asistir a un amigo de Copiapó, John McKenrich, porque su equipo no solucionaba problemas en su Yamaha JVO, similar a la que usaba Rodolfo.
Al día siguiente, en Iquique, fue una gloria ver la llegada de los pilotos. Tenían una bajada hacia la costa de unos tres kilómetros, con unos 1.000 metros de desnivel, un espectáculo sin igual.
El primer día en Arica recibimos una sorpresa: Rodolfo, junto con Federico Ruiz Campo, nos visitaron. Fue una grata sorpresa reunirnos de nuevo. Lo triste fue la noticia del abandono de otro tucumano, Miguel Reginato.

El descanso del sábado sólo lo disfrutaron los pilotos: las asistencias trabajan duro para poner los vehículos en condiciones. Nosotros, por caso, tuvimos muchos cascos para reparar, cambiar viseras, interiores o simplemente ponerlos en condiciones para seguir.
Ahora nos queda dar la vuelta, con retorno a la Argentina incluido. Espero que sea emocionante, y con mucho trabajo.

0 comentarios :

Publicar un comentario